21 de julio de 2016

Fases

De una forma simple, el deterioro de la memoria reciente constituye el primer signo y el más predominante. Típicamente, los pacientes no constatan este hecho, y es precisamente la falta de conciencia del problema lo característico. Los trastornos del lenguaje, las alteraciones de la percepción visual se observan posteriormente, y pueden verse acompañados de apatía, irritabilidad y otros cambios de comportamiento.

De forma más explícita, a nivel del lenguaje, se pueden apreciar problemas para encontrar las palabras, a menudo solventados mediante circunloquios o rodeos.

La desorientación espacial contribuye a que el paciente se muestre reacio a salir del entorno familiar. La autonomía del enfermo se ve mermada día a día, ya que es incapaz de administrar sus bienes, mostrándose agresivo en ambientes no familiares, de forma secundaria a la desconfianza creciente tanto en sí mismo como en los demás. Se puede llegar a la paranoia, así como a experiencias alucinatorias.

En la etapa final, que generalmente acontece a los 5/10 años del inicio, se ha producido un severo deterioro de la vida física y mental. El paciente es incapaz de velar por sus necesidades básicas (aseo, comida, vestido), siendo incontinente. La capacidad de movimiento, que se mantiene relativamente indemne hasta etapas avanzadas, se ve igualmente afectada, mostrando lentitud y rigidez. Llegado a este punto, el enfermo suele fallecer debido a complicaciones infecciosas, generalmente del aparato respiratorio.

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